Proceso de creación del videolit "Minuto Haikú"
El módulo 3 del curso de Especialización en Lectura y Didáctica de la Literatura y TIC, perteneciente al Máster de Literatura en la Era Digital de la Universidad de Barcelona, se ha presentado desde el inicio como un camino de exploración y creación, siendo la palabra “videolit” la que ha sugerido y desarrollado toda esta trayectoria. Personalmente y antes de iniciar el módulo, no tenía referencia alguna sobre lo que podía ser un videolit, más allá de lo que marcaba la propia palabra, una contracción entre video y literatura. No obstante, ese combinación me llenaba de ambigüedades. Los links[1] facilitados por Aleix Cort y Cori Pedrola dieron respuestas sólidas ante una construcción transversal y multidisciplinar que se definía como una cápsula audiovisual construida a partir de un texto literario, y conformada por palabra, imagen y sonido.
Parecía ser que el
concepto quedaba claro. No obstante, en el momento en que uno se dispone a la
creación de un videolit, inevitablemente vuelve a esa definición pero de forma
diferente, intentando esta vez ubicar el proceso de creación entre todos los elementos
que componen su descripción.
En este sentido
fueron claves las lecturas que me ayudaron a profundizar en las relaciones
morfológicas existentes entre palabra e imagen, leer y mirar, sostenida por una
larga tradición en la que se vincula la historia del arte con la cultura y el
comercio. La Antigüedad y la Edad Media ofrecen ejemplos de poemas visuales y
manuscritos miniados, y posteriormente y a partir de las aportaciones de
Mallarmé regresa la palabra en su condición de forma: “la escritura no sólo se puede leer, sino que además puede ser vista”[2].
De la misma manera, las imágenes se pueden leer, desplomándose los límites
rígidos entre las diferentes artes para mostrarse indeterminados, inestables y
en constante movimiento.
Las vanguardias
aproximan el espacio visual y el textual, experimentando con la tipografía y la
vulneración de la linealidad de la escritura tradicional, y sirviéndose a la
vez de la recién aparecida fotografía. La Edad Moderna ofrece con todo ello un
sinfín de creaciones sumergidas en la diversidad de relaciones que pueden
establecerse entre palabra e imagen: “graffitis,
las palabras sueltas de los cubistas, tipografías del constructivismo ruso,
collages y fotomontajes de dadaístas y surrealistas, palabras con valor visual
del letrismo, tachismo, iconos del pop art, archivos y documentos del arte
conceptual, del land art, juegos fluxistas,…”[3]
Con las nuevas tecnologías el proceso de creación se facilita, a la vez que
aumentan las posibilidades creativas (poesía digital, e-poetry, poesía
hipertextual,…) que se sostienen sobre conceptos como remediación,
transversalidad o écfrasis.
Además, fue de gran ayuda los visionados de otros videolits disponibles en red. La comprensión de cada una de sus partes, junto con
aquello evocado por el conjunto muestra el movimiento generado en el proceso de
significación, comprensión e interpretación del fenómeno literario como semilla
creativa que es, y que a la vez genera una nueva obra a través de las
herramientas digitales y de la expresión audiovisual, reflejando la propia
realidad en un proceso de apropiación de la realidad del otro.
Creo descubrir que fueron dos videolits los que
me tocaron especialmente:
La
obra original es el poema “Der Panther” de Rainer Maria Rilke.
La
estética animada, con un predominio de las siluetas, llamó mi atención desde el
primer momento por su sencillez y por su gran fuerza expresiva. En el breve
comentario de presentación del videolit, los autores reconocen su fascinación por
la películas de Lotte Reiniger, cuentos e historias infantiles hechas con
siluetas. Fue una sorpresa muy agradable reencontrarme con Lotte Reiniger, pues
ya hace años despertó también mi fascinación al conocer su técnica de trabajo y
sus obras. “Der Panther” retoma la sencilla expresividad de las siluetas y
añade técnicas de animación digital.
El
personaje del videolit es una pantera rodeada de barrotes. Mira sin comprender,
teñida su mirada de melancolía, evocando en un ensueño su propia naturaleza, pero
el retorno se impone y regresa a través de la circularidad de su ojo al
circuito de la jaula rodeada de barrotes.
Puede
ser que de esta pantera tomara el único personaje que aparece en mi videolit, en
una búsqueda de sentido que parte también del concepto de espacio: trasladar el
sentimiento animal, al sentimiento humano. Tal como la pantera, muchos seres humanos
se sienten en contextos ajenos a su naturaleza, a su hogar. Y de aquí surge la
libertad relacionada con ese espacio sin límites que es la selva, o que
es el universo como imagen opuesta a lo que encierra o limita.
La obra original es un haikú de Jorge Luis Borges. Me gustó, ante todo por la intensidad de su brevedad y me interesó enormemente toda la página creada por Angélica Agiss. Descubrí más sobre el haikú y encontré la forma poética que iba a usar para la creación de mi videolit, aunque prescindiendo de su esquema silábico tradicional. Recordemos diferentes definiciones de haikú:
-
“El haiku, hasta donde yo lo
entiendo, es meditación; esto quiere decir que descubre la
maravilla de la vida en un instante de observación y concentración unipuntual de la
naturaleza.” [6]
maravilla de la vida en un instante de observación y concentración unipuntual de la
naturaleza.” [6]
-
"Jaiku es simplemente lo que está
sucediendo en este lugar en este momento." Basho
-
“-¿Haikú? ¿Qué es eso?
-Instante detenido, inmortal visión.” Jorge S. Luguín
-Instante detenido, inmortal visión.” Jorge S. Luguín
Me interesa su
brevedad, ese aspecto meditativo recogido por el instante, llegando a dialogar
con el devenir inabarcable de la existencia.
Pero además, uno de los textos
encontrados en la página de Angélica Agiss reclamó mi atención de forma
especial. Se trata del artículo “¿Qué es la literatura fractal?” de Pablo
Paniagua. El artículo centra su atención en el concepto de fractal, encontrándose
en el mismo origen y evolución del Universo: “Millones de estrellas y planetas en expansión, donde con ellos también
se propagan el tiempo y el espacio, cuando nuestro mundo, nuestro planeta y
nosotros, somos una minúscula partícula de todo ese entramado, de tal modo que
nos encontramos, como individuos, en un mega-sistema de semejantes
características.” [7]
Como literatura fractal se entiende cualquier escrito que manifiesta
similitudes con los objetos fractales. Se considera a Frank Kafka y a Jorge
Luis Borges representantes de esta forma de generar literatura, tal y como se
muestra en el videolit creado a partir del haikú de Borges.
Si “el hombre, a fin de cuentas, es un elemento
singular dentro de un Universo fractal, que debe estar en armonía con su
entorno por el hecho de pertenecer a él y por ser consciente de ello” [8],
tal y como se dice en el El Manifiesto
del Fractalismo de Eva Neuer, ¿cómo pueden entenderse los mecanismos
limitantes impuestos por el poder gobernante? Inmediatamente, todo artificio
que contradice esta perspectiva cae en el absurdo. A través de estas
reflexiones encontré el tema que iba a sostener mi propio haikú, trabajando la
oposición entre lo limitado artificial y lo ilimitado natural:
“¿Dónde
ese lugar
de ninguna parte
que es mi casa?"
Acogiéndome a la
brevedad, quise ceñirme a un minuto de narración, y de ahí surgió el título del
videolit “Minuto haikú”, como elemento paratextual que quiere evocar las
primeras tomas cinematográficas conocidas como “Minuto Lumiére”. Una mezcla
entre las películas de cine mudo y las películas de Lotte Reiniger me sirvieron
como plantilla desde donde trabajar la edición de las imágenes escogidas: una neblina azulada, creada en
photoshop; un ventanal gótico y
reconstruido con photoshop, dos fotografías de la misma mujer, una con
los ojos cerrados y otra con los ojos abiertos, para crear un movimiento de
parpadeo; y varias imágenes de agujeros negros. La música escogida quería ser
narrativa y despreocupada, y que a partir de cierto instante se abriera a la interrogación. Por ello, y a partir del
momento en que se lanza la pregunta, se añade a la música un ruido del
traqueteo de tren que quiere significar el constante viaje de la existencia.
A partir de aquí, se inició el montaje con premiere.
En el inicio del
videolit, la imagen que contiene la neblina azulada y que va a iniciar la
narración, aparece empequeñecida y reproducida varias veces. Siguiendo el ritmo
de la música, mengua el número de reproducciones hasta que una única imagen
ocupa la pantalla. Si leemos estas imágenes, podríamos iniciar la narración de
la siguiente manera: “Sucedió en un lugar, como podría haber sucedido en otros
muchos lugares…” Ese lugar resulta ser una edificación de sólidas paredes,
presentándose ante nosotros uno de sus ventanales, como lugar de contacto con el
exterior. Conocido el lugar, quiere presentarse al personaje: una mujer, la
misma que vive entre esas gruesas paredes. Y su acción: mira a través de una ventana. Nos
acercamos y percibimos su parpadeo, dirigiendo su mirada en dos direcciones:
una cerrada, hacia su propio interior; la otra abierta, hacia el cielo infinito. Este parpadeo
quiere recrear una acción reflexiva, lanzando a través del haikú el pensamiento
de un instante. De ahí, el salto espacial es enorme, y aparece la respuesta
dentro de la representación de un Universo en expansión fractal. En este salto,
del espacio cerrado y artificial, al espacio abierto y natural, aparece la
extrañeza que impulsa la pregunta.
Aquí dejo el resultado.
Aquí dejo el resultado.
"Minuto Haikú"
[2] https://docs.google.com/viewer?a=v&pid=sites&srcid=ZGVmYXVsdGRvbWFpbnxjb3JpYWxlaXh8Z3g6YjljNzBhODQ3YTUxM2U3
[3] https://docs.google.com/viewer?a=v&pid=sites&srcid=ZGVmYXVsdGRvbWFpbnxjb3JpYWxlaXh8Z3g6YjljNzBhODQ3YTUxM2U3
[8] Ibídem
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